JAVIE MADERUELO: EL ESPACIO RAPTADO







Este libro, irremediablemente me recuerda mucho a la otra obra de Javier Maderuelo “La pérdida del pedestal” si bien este se centra más en la últimas vanguardias y cómo afectaron a la escultura. Y cómo no, en la fusión de la arquitectura con la escultura y cómo ésta ha ido robándole su lugar, un poco de su protagonismo… y no sólo a la arquitectura sino también a la pintura, a la industria, etc.
Así menciona el autor “Pretendemos deslindar las nuevas fronteras entre arquitectura y escultura surgidas como consecuencia de la apropiación por parte de la escultura, del espacio interior, la geometría, la escala, los materiales e incluso las técnicas y los procedimientos de la arquitectura y, por otro lado estudiar como la arquitectura ha asimilado algunas de estas nuevas propuestas espaciales. Gestadas en el seno de la escultura” (pág. 25)
“La morfología de muchas de estas obras, el volumen que encierran, los propios procedimientos constructivos, la similitud de materiales y hasta el carácter funcional de algunas esculturas plantean la evidencia de que la escultura ha dado un salto cualitativo hacia el dominio de un espacio hasta entonces sólo utilizado por la arquitectura.” (pag.54)
También el recorrido que hace a los largo de las vanguardias me ha resultado interesante, conocer qué postura tenían en las diferentes corrientes los artistas, cómo rompieron con los cánones clásicos de la escultura sobre todo, así podemos leer algo que de nuevo evoca “La pérdida del pedestal” cuando comenta “Los escultores modernos, al abandonar la práctica de de la creación de obras voluminosas, rompieron traumaticamente una tradición, que, posteriormente, ha resultado muy difícil recuperar”  (pag. 131)


Pero si he de señalar la parte más interesante, la que más me gusta, con la que comparto opinión con el análisis que hace Javier Maderuelo es cuando habla de “El monumento, como símbolo conmemorativo, ha muerto en manos de la publicidad urbana, del cartel y del reclamo luminoso de neón. La polémica palabra “monumento” ha sido sustituida por un tipo de actuación urbana denominado “arte público”. (…)
“El redescubrimiento de la ciudad consiste en saber que, además y fundamentalmente, la ciudad es el marco de las instituciones sociales por lo que en ella se da una confrontación con la sociedad, la historia y la ideología. Una plaza, un monumento, y un edificio público son no sólo el vocabulario estético y arquitectónico de la ciudad, sino también los signos de ideología dominante cargados de connotaciones y valores”. (pag. 156)

Me resulta muy acertada la lectura que le hace al espacio público, dónde somos víctimas de un espacio jerarquizado, que aún siendo de todos, se vende, se alquila, se presta a ser un escaparate de marketing agresivo… y lo más hipócrita de todo es cuando una institucionalización pone tantas trabas a la hora de “ceder” un espacio para fines, por ejemplo, artísticos o culturales. No le importa, sin embargo, que nos bombardean con campañas publicitarias donde una anoréxica  anuncia una empresa americana de comida basura, o un consumo poco responsable cuando nos venden esos coches que se autodefinen como ecológicos … contradicciones en estado puro, dónde los/as ciudadanos/as son receptores en potencia… pero cuidado si luego te topas con una escultura que no entiendes, o una manifestación artística fuera de lo normal…

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