Hace tiempo
mucha gente pensaba que el ganchillo solo servía para hacer mantas y suéteres
de abuela, pero desde que con el movimiento Street crochet empezó a tomar las
calles del mundo entero, está claro que el límite de este arte es la
imaginación. Llevada por el entusiasmo de esta moda, la artista polaca
residente en Brooklyn Agata Olek trabajó con sus agujas como una loca en 2010
para llenar de ganchillo multicolor cada centímetro cuadrado de una habitación
en la Galería Christopher Henry de Nueva York. Pero, siguiendo la filosofía del
Street crochet, Olek no se conformó con las cuatro paredes de la galería. Se
les entregó un mapa a los visitantes para que pudieran encontrar objetos
recubiertos de ganchillo que habían sido esparcidos por toda la ciudad,
incluyendo coches o personas. Su obra, que parte de una concepción de la vida y
el arte como inseparables, propone «tirar del extremo del hilo y desentrañar la
historia que hay detrás del ganchillo».
No hay comentarios:
Publicar un comentario